A todos nos ha llegado ese día en que miramos con soslayo los enchufes o interruptores de nuestro hogar y pensamos “vendría bien una pequeña renovación”.
De ahí acabamos queriendo cambiar desde la pintura del comedor hasta el parqué, pasando por el mobiliario y una tele nueva. Bien, si nuestra casa necesita cambios y se nos ha reactivado el gusanillo del bricolaje o interiorista que todos llevamos dentro, hay que aprovechar ese sentimiento positivo y esa energía y focalizarla en aquello que nos gusta.
Cualquier excusa es buena para romper con la rutina y asaltar nuestros fines de semana con actividades poco habituales que nos recuerdan nuestras épocas de mudanza, pero sin el estrés que un cambio tan drástico conlleva.
Empezar cambiando pequeñas cosas puede ser una excelente forma de darle un lavado de cara a nuestra casa. Cambiar los enchufes o los interruptores siempre es un buen inicio para redecorar sin hacer grandes obras o sin necesitar un tiempo excesivo. Ahora bien, si queremos darle ese toque moderno y fresco que buscamos, debemos tener muy claro el objetivo final y visualizarlo en nuestra mente antes de empezar a comprar, pintar o cambiar cualquier cosa.
¿Por qué cambiar los enchufes o los interruptores primero?
Porque son aquellos detalles que nunca cambiamos. Los muebles, los aparatos, la pintura, el suelo… todo lo vamos renovando con los años, pero hay algo que acostumbra a descuidarse y que dice mucho del estilo y armonía visual de una casa como son los enchufes. Hoy en día no tienen por qué ser necesariamente blancos e iguales a los de todos nuestros vecinos. Existen enchufes e interruptores para las luces de colores, personalizables, de todo tipo de materiales, etc.
No será aquello que capte la atención de nuestros invitados, sin duda, pero es una forma económica, fácil y agradecida de destacar. Nosotros mismos podemos cambiar un enchufe fácilmente, basta con quitar la corriente de las salas donde vayamos a cambiar los enchufes (si no estamos seguros, siempre mejor quitar la luz de toda la casa) y realizar el cambio. Estos dispositivos suelen ser simples de manipular, con una tapa que acostumbra a ir a presión, y el mecanismo central adherido a la pared por dos tornillos habitualmente. Y eso es todo, faltará que empalmemos bien los cables con el nuevo enchufe o interruptor por el que estemos reemplazando el antiguo y ya tendremos un elemento decorativo y funcional nuevo en nuestro hogar. Si tenéis dudas de cómo realizar el proceso, existen multitud de guías y videoguías que podéis seguir de ejemplo para no perderos en ningún paso. ¡Ya no tienes excusa!